lunes, 15 de diciembre de 2008

El Retrato (La Oscuridad)


Capitulo 1 Vacas gordas, vacas flacas

A las cinco de la tarde las luces de aquel día de otoño se desvanecieron diciendo adiós desde el puente del ayuntamiento. Las farolas despertaron reflejadas en las ondulaciones del río mientras los transeúntes, a pie o en bicicleta, llenaban el paso de sus orillas.

Junto al apeadero del tranvía esperaba desde hacia ya media hora la silueta de Christian; maldiciendo esta costumbre de no estar nunca a la hora. Tenía cita a las diez y sabia que si los chicos se calentaban mucho durante la sesión no le iban a dejar marchar tan fácilmente. Por fin apareció, con dos tranvías de retraso, Marco.

Las puertas se abrieron tres paradas después junto al campo de fútbol. Durante todo este tiempo y la vuelta a la manzana habitual para alcanzar la puerta de los locales, Christian no pudo materializar ni una sola queja. Marco estaba desbordado otra vez por el cuarto creciente y se había pasado la noche entera y parte de la mañana escribiendo letras y colocando acordes aquí y allá sin afinar aún del todo las armonías.

El viaje en tranvía, se lo paso cantando las melodías y explicando los tempos. Luego ya empezó con los arreglos y la discusión se fue en pulir los detalles de cada tema. Así funcionaba Marco. Por ciclos de vacas gordas y vacas flacas. Su vida sentimental por ejemplo pasaba por una época de vacas gordas.

Inconsciente del andrógino y de la promiscuidad con la que se desenvolvía en ciertas etapas del año llegaba a tener cinco o seis relaciones simultaneas durante varios meses. Luego estaban “las noches del tiempo” como las gustaba de llamar porque eran como regalos sin recibo, sin nombres...fue verdad o fue un sueño? quien lo sabe. Pertenece a la noche de los tiempos.

Tras estas etapas llegaban los momentos de soledad. Entonces pasaba meses encerrado en un caparazón que no iba mas allá de la puerta de su casa. Así lo veían desde fuera. Y mientras cantaba en aquel vagón de tranvía, Christian no podía dejar de preguntarse que membrana, que demonios de realidad paralela lo separaba de la vida de aquel individuo.

Cuando uno conoce a otra persona por primera vez, generalmente nota ciertas diferencias obvias: en las comparaciones, la forma de expresase...Mientras dura la conversación se descubre si exagera, si se muestra natural, si es una persona flexible o tímida.

En el caso de Marco fue imposible. Era un dandy callejero avalado por una sonrisa inocente en un mundo de tiburones. Si se ha de morir quien no elegiría una muerte dulce.



Capitulo 2 La Banda

Lazlo llevaba afinando la batería un buen rato y Mabel, la guitarrista, empezaba a temer que aquello se convirtiera en una fiesta mas allá de la media noche, borrachera y posterior borrado de memoria, así que se había comprado un grabador con un micro de calidad para guardar el material de todas las sesiones.

Lió el primer cigarrillo, lo encendió y se lo pasó a Lazlo. Como todos los baterías era hermético en cuanto se pasaba de cierto punto en la conversación. Era así como llevaba con toda naturalidad su obsesión por Mabel desde que se unió a la banda, colocando semicorcheas y contrapuntos con la mano izquierda mientras observaba el balanceo de su guitarra a lo largo de los temas.

Eso era lo único que mantenía aquella tanda de mercenarios unida. Todos bailaban al tocar la música de Marco. Todos volaban hacia esa realidad paralela donde las emociones flotaban angustiosas y delicadas. Compartían esa angustia, jugaban con ella transformándola en sonido. “Cada instrumento aporta un color a la canción”“La música no es mas que la combinación de los colores, a mas gamma de instrumentos, mayor gamma y detalles de colores”. En estas lineas solían ir los monólogos cuando hablaba con lo chicos.

“No es lo mismo pensar en blanco y negro, que en dos colores, o tres.
Nosotros somos cuatro pero podemos conbinarnos de muchas maneras si somos capaces de controlar el color. Para controlar el color es necesario comprender o al menos intuir el cuadro final” Después de tres cigarrillos, Marco parecía un profeta de la salvación y por unos momentos, que algo grande estaba por ocurrir.

Gracias a Mabel se comprobó que en efecto esos momentos ocurrían de verdad y no eran un sueño o la imaginación de una percepción alterada. Las grabaciones no mentían. El material del último mes era tan bueno que ni ella podía creer como hacía sonar su instrumento. La falta de técnica se hacia inapreciable ante el feelin que cogían los temas. Y eso que eran grabaciones en directo. Si se metían en un estudio en el próximo mes no pasarían inadvertidos .Eso lo sabía bien.



El Retrato: Capitulo 3. La Oscuridad

Marco despertó al atardecer. El ensayo fue una bomba. Por lo general el colocón de la banda no llegaba más allá de la una. Después de esta hora cada cual enfilaba la noche por su lado, pero esta vez fue diferente.

Nadie supo aclarar como fue que llegaron a aquel bar. Tampoco recordaban el nombre. Recordaban todos, eso si, los 3 vasitos de absenta que se bebieron. Aquella mañana Lazlo llevó una taza de café al dormitorio. Mabel semidesnuda, estaba aprovechando su ausencia para estirarse como un gato, ocupando toda la cama.

Fueron los primeros en perderse. Christian desapareció al encontrase con uno de sus amigos en el club de Bebo. Marco salió fuera pero se cansó de esperar. Caminó en dirección al puente. Las calles estaban vacías. Las luces vestían las orillas el río.

La música sonaba en su cabeza. una música que olvidaría antes de llegar a su casa. Las canciones eran regalos de la vida que a veces robaba y vestía con palabras. ¿De donde saldrán todos esta cosas en las que pienso? se preguntaba. Estaba llegando al final de la avenida cuando se detuvo ante el escaparate de la tienda de arte.

La tienda tenia por lo general posters de gran formato y reproducciones de cuadros. Fue entonces cuando ocurrió. Algo lo traspasó. No veía las formas, no distinguia los colores. Se detuvo ante la silueta de una mujer con el rostro vuelto y el pelo sobre la cara. Escondía su identidad pero mostraba sus pechos apenas cubiertos por una tela entre sus brazos.

Marco quedó parado frente al cuadro unos diez minutos. Podía ver a través de aquella mujer, podía sentir el tacto de su piel, podía sentir que ese momento estaba vivo y no vacío como la mayoría del tiempo. Lo que el veía era la esencia. Podía escuchar la música de la imagen y lo que la música decía lo había paralizado. La música decía "soy amor".

Comenzó a sentir emociones menos sutiles mientras descubría los secretos del cuerpo de la modelo. Oscuridad. Este era el nombre que figuraba en la tarjeta junto al retrato pero,¿La oscuridad de Quien? ¿Quien posee esa oscuridad que es capaz de entregar amor a través del goce de un cuerpo tan hermoso? Aquel mediodía mientras la luna se resistía a desaparecer del firmamento, Marco soñó con la mujer del cuadro



El Retrato Capitulo 4. Los sueños sueños son.

Hacia mas de una hora que Christian esperaba en la estación a si que monto en en tranvía, cruzo la ciudad en tres cuartos y llego a la parada de la Universidad. Venia de la zona obrera y este ambiente no le acababa de cuajar. Ese era un mundo de exposiciones, concursos de fotografiá, ciclos de cine a 1 euro la entrada y personajes variopintos.

Curiosamente los antros donde tenían lugar los conciertos, teatro, fiestas y exposiciones estaban concentrados en su barrio. Él empezó con Genesis y King Crimson en los ochenta. Lo del Jazz no le vino hasta que en una noche de borrachera en San Sebastian acabó en el festival a causa de un tal Gustav, que era un búlgaro que tocaba la guitarra como el demonio. También era un diablo para las mujeres y aquella noche le habia organizado una cita a ciegas con la prima de un lige que se habia echado en la playa y que le duró todo el verano.

La música triunfo. Las ninfas en cambio fracasaron. Aburridas ya de tanto alcohol y bailes absurdos a ritmos desenfrenados dejaron a aquellos dos elementos desbordándose en la primera fila. Desde aquel momento se engancho totalmente. todo estaba en el jazz y en cambio todo el jazz cabía en un libro

Marco abrió la puerta y pidió disculpas. Preparo café. Christian ya estaba acostumbradose a la inpuntualidad. Marco le daba vueltas a un sueño que habia tenido. En el hacia el amor con una mujer sin rostro. La sensación era real al igual que la certeza de la identidad de aquella mujer. No conocía su identidad pero conocía su alma, sentía su pensamiento, su respiración agitada mientras los labios jugaban húmedos a encontrarse.

Marco estaba muy raro. Luego explico lo del cuadro. -Es exactamente como en el estribillo de “She bangs the drums” de Stone Roses. -La manera en la que se expresa me deja sin palabras, no distingo mis pensamientos...

No conseguía hilar las emociones que lo invadían. No era la carga sexual del cuadro lo que lo atraía sino la capacidad del modelo; la intención que se desbordaba mas allá del lienzo. Nada, como repetía la canción una y otra vez en el estribillo, podria cambiar la forma de sentir al respecto.

Christian empezó a dudar de si Marco se habia metido algo mas fuerte de la cuenta porque estaba muy ido. Se le veía frágil. La visión de la noche anterior lo habia transformado de un ser confiado a un niño perdido.



El Retrato Capítulo 5. La materia y la forma, Dorian Grey,
el Jorismos y la puta del cuadro.

En "El Retrato de Dorian Grey", el alma real vive en el cuadro mientras que el cuerpo se mantiene intemporal tal y como se comportaría sobre el lienzo.Se han intercambiado las cualidades. Esta es la magia del arte. Es un portal de comunicación con otras culturas y civilizaciones mediante la intuición y no el pensamiento racional.

Platón diría que esto es posible porque la obra artística es un reflejo de la esencia del arte puro. Las esencias habitan según el griego en el mundo de las ideas o sea en un mundo ideal. Aquí abajo somos la disparidad o sea: los millones de posibilidades la esencia del hombre repartida entre todos los pobladores de la tierra. Entre el cielo y la tierra, Platón decía que existía un Jorismos o lo que es lo mismo un vació insondable al que no veía manera de tenderle un puente.

Después vino Aristóteles con su manía de analizarlo y encasillarlo todo para que estuviera bien ordenado. Según el los seres están dotados de materia y de forma. La esencia y el recipiente. Después de esto y el mecenazgo de Alejando a Aristoteles lo tuvimos en cuerpo y espíritu hasta que la edad media acabo derrumbándose.

Después de dos guerra mundiales fue el pensamiento el que se colapso. Ya no quedaba aliento posible para el hombre. Definitivamente era un lobo que no dudaba en atacar a su hermano en un momento de codicia.

Aún así el arte sigue siendo considerado como un puente con el lugar donde las cosas simplemente son. La metafísica de hoy en día viene a plantear que la mente artística es capaz de captar los diferentes universos y tiempos posibles

Tres días fue lo que le costo dar a Marco con la modelo. Era una puta que tenía un piso cerca del parque del museo a apenas 20 minutos a pie desde su casa. El cuadro no era ninguna ganga. No se lo podía permitir. La tienda lo puso en contacto con el pintor.

Este atendió su petición a cambio de una sustanciosa cena al final de la cual le dejo un número y una dirección, y lo mas importante: un nombre que sirvió a Marco para susurrarlo una vez mas ante el cuadro antes de salir a la calle decidido a encontrarla. Era la época de las vacas flacas y vivía obsesionado con la figura sin rostro de un retrato. Fue al verla por primera vez cuando entendió la ternura de la música del cuadro.



El Retrato Capitulo 6. Vaqueros zapatillas.

Entró en el portal como quien viene de la compra: una sudadera unos vaqueros y unas zapatillas. Salió envuelta en un abrigo largo, maquillaje y un sofisticado arreglo en el pelo. Los tacones marcaban el suelo. Un taxi la recogió en la puerta y la llevo a su destino noche adentro.

Llegaba tarde. La cara de Mabel era un poema. Desafortunadamente el pronostico para los rollos con un batería se habían cumplido al 100%. Además estaba lo de Marco. Estaba tan raro que no podía fumarse ni un cigarrillo. Perdía la voz y la emoción. Estaba jugando con la música pero de otra manera. Estaba fingiendo.

Las últimas cintas eran un infierno. No habia ni una toma completa que estuviera bien. El grupo iba perdiendo consistencia en vez de ganar con cada sesión. Tenia miedo porque ya habia enviado un par de temas en crudo a las discográficas buscando un contrato para grabar al menos un trabajo. Eran demasiado buenos como para que todos lo dejaran pasar. Si los llamaban ahora para una audición seria la ruina. Todo comenzaba a complicarse.

Marco había visto la esencia de aquella mujer. Ahora ademas habia visto su rostro. La música sonaba y el amor se desbordaba desde lo virginal, hasta el goce depravado de los sentidos. No existía el fin. El deseo lo abrumaba, lo atormentaba con fantasías donde se mordía la carne. Este fue el gran resurgimiento de Marco.

La sesión devolvió la risa a aquel local. Los arreglos fluían como si la misma mente leyera todas las partituras. Se improvisaba y se resolvía con acierto. Fue algo increíble. Habían tapado las esquinas con colchones viejos y con paneles que los separaban a unos de otros. Sonaba como un estudio de verdad. La voz de Marco hacia que las notas brillaran o palidecieran a su antojo.

Movía el color y arrastraba a los demás dejando caer los matices como las hojas caen en el otoño. Ahora mismo era una estrella fugaz. Una estrella que alumbraba desde lo mas alto transformando aquellas cuatro paredes en un universo de luz y color, ingrávido fuera del tiempo. Aquella noche sin embargo se desmarco de todos con la excusa de que tenia trabajo en un laboratorio de fotos.



El Retrato Capitulo 7. Metafísica

La materia de Aristoteles es lo mas bajo en el concepto de la existencia. Es lo que se interpone entre nosotros y la existencia plena. Nuestros limites. Nuestra nariz torcida, nuestras orejas, nuestros pies siempre grandes o siempre pequeños. Marco en cambio sentía que no habia mas limites que los que el pensamiento quisiera establecer y dibujaba una linea de puntos sobre el río con el reflejo de la luces de las farolas del paseo.

Caminó bajo el cielo rojizo de la ciudad. Cruzó de nuevo frente a la tienda de arte. Ella sonreía con complicidad tras el pelo que la cubría la cara. El retrato lo invitaba a romper el cristal; a poseerlo con violencia y permisividad. Marco miró de nuevo la superficie del río. Había algo en la ondulación del agua que lo hipnotizaba mas aún.

Poco a poco los acordes fueron aumentando su volumen. La música del cuadro era solo una arreglo en la melodía del sonido de la noche de otoño. El río cantaba su canción entre las dos orillas. Las palabras comenzaron a surgir de nuevo de la nada. La chica del cuadro fuera quien fuese lo acompañaba. Estaba cerca del Museo. Era temporada de vacas flacas. Quizás un buen momento para cometer un desliz.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Una Habitación sin esquinas.

Capitulo 1. El regreso.

La mayoría de las historias tienen su comienzo donde tiene que ser: El principio.
Esta historia sin embargo comienza casi al final: En el regreso.
En aquel humilde autobús de linea que recorría frondosos barrancos y llanuras desiertas .

Los rostros eran muy diferentes de los que dejo atrás en la ciudad. El sol que entraba por la izquierda vino a posarse en la mano del chófer tras la última curva.. Aquellas manchas en la piel se la hacían tan familiares...eran manchas que habían sufrido sus abuelos, sus padres y vecinos...solo las monjas, siempre con sus guantes a pesar del calor .
Se asusto mucho el día que vio las manos desnudas de Sor Cipriana. Eran blancas , tan blancas que se la antojaron casi muertas.

La gente del campo en cambio, tenia manos con grandes dedos hinchados por el sol y el azadón. Manos entre las que cabía una niña pequeña y se la hacía volar para caer sobre la paja en las tardes de verano. El sol entre las cortina seguía iluminando al azar a los pasajeros en cada curva. Cada uno de ellos llevaba algo de otra persona que había conocido; que recordaba muy bien haber visto pasar o salir de la vieja tienda en la plaza en aquel pueblo que la vio crecer.

Hora y media después la despertó la señora que viajaba detrás de ella.
Doña Casilda viendo que no se movía y que solo quedaban ellas dos en el autobús, llevaba ya un buen rato dándole golpecitos en el hombro, pero la señorita parecía muy a gusto allá donde la hubiere “llevado la barca”; como Doña Casilda llamaba a esto de irse tan adentro en los sueños. Un buen meneo fue lo que despertó a Beatriz veinte minutos después de las cinco.

Doña Casilda!!! El grito escapó por las puerta abiertas del provincial, entró en la cafetería y hasta tuvo gancho para derramar el azúcar que Don. Ilário el de los ultramarinos estaba vertiendo en el carajillo de las cinco. Por dios!!, exclamo.
Risas y alborozo y algún que otro : ¡pero hija! inundaron las estación del Provincial por lo menos otros veinte minutos cuando el chófer les pidió educadamente que bajaran ya del autobús.



Capitulo 2. Las fotos de Beatriz.

Beatriz volvió al pueblo después de haber pasado mas de treinta años en Barcelona.
Cuando marchó no llevaba mas que una maleta y una cartera con las fotos que aquel verano se había hecho junto a las demás en el rió. Aquel papel medio anaranjado por el paso del tiempo volvía con ella a encontrarse un poco en los recuerdos.

Doña Casilda la acompaño hasta la puerta de la casa de sus padres y la dejó con un poco de prisa aunque prometió contar a las vecinas que había vuelto Beatriz la Hija de Armando y Carlotta. Antes de que pudiera ponerse a ordenar un poco llamaron a la puerta. Llamaron a la puerta, y el sonido era el de cuando la venían a buscar para jugar al tejo mientras aún había luz en la calle. Madre decía no y Padre sonreía le daba 5 pesetas y le hacia prometer que esta vez esta volvería al principio del atardecer y no al final como la última vez que lo prometió.

Así que al abrir la puerta no vio a aquella menuda mujer. No la vio vieja ni cansada
ni siquiera le vio un poquito la tristeza que desde hacía años la rebosaba el alma, solo veía a María Eugenia y ya estaba a punto de decirla que la habían dado 5 pesetas cuando se dio cuenta de que habían pasado uno tras otro aquellos 34 años.

Las dos se abrazaron y estuvieron entre risa y llanto un buen rato. Parecía cansada
así que Beatriz la pidió que se sentara mientras preparaba café. Un café que se lleno de conversación de tiempos pasados hasta que se hizo de noche... María Eugenia se sobresalto al ver la hora que era. De repente era otra vez la mujer agobiada que llamo a la puerta. Se despidió a todo correr tan solo diciendo que se tenia que ir, que había hecho una tontería.

Beatriz volvía a tener catorce años y María Eugenia tenía otra vez miedo de volver a casa porque se le había hecho tarde. Un día que sus padres discutían María Eugenia se metió por medio a defender a su madre y las dos acabaron con bofetadas. Desde entonces el padre no le dejaba pasar ni una. Beatriz se dio cuenta porque desde entonces ya no iba al río con las demás.
Fue un día al ir a buscarla a casa que la encontró en el patio con la cara hinchada.
La hizo prometer que no diría nada; se lo pidió por favor una y otra vez.. De aquello sin embargo casi ni se acordaba hasta que volvió a verlo en sus ojos.

Cerró la puerta tras de ella. Aquella noche Beatriz quedó mirando al techo. Recordaba a Doña Casilda diciéndole que había cosas que seguían igual y otras que habían ido a peor. La poca luz de la fachada que entraba reflejada por la ventana creaba lineas y sombras en la habitación. Entre ellas fue dibujando historias hasta quedar dormida




Capitulo 3.Regar las plantas.

Cuando decimos regar las plantas no hablamos de echar agua en una maceta. Hablamos de comprender la cantidad de agua necesaria y como ha de ser administrada. El agua es el cauce de los sentimientos. Hay fotografiás que muestran dibujos microscópicos en una gota agua dependiendo de lo que haya escrito en la botella.

Una planta se quema, amarilleando y muriendo sus hojas, igualmente por exceso que por defecto de agua. Cuando ha estado largo tiempo sin agua conviene regar de nuevo poco a poco. La voz del locutor se perdía por los pasillos de la casa. Eran las nueve de la mañana. El gallo había cantado hacía tres horas. Un documental y un café parecían ser los únicos madrugadores, cuando llamaron de nuevo a la puerta.

Al abrir un griterío de besos y manos entró en la casa. Los nombres se gritaban y los abrazos estrujaban aquella piña de mujeres en la puerta del patio de la casa. Habia pasado mucho tiempo. Con las mas cercana había mantenido correspondencia pero con alguna de ellas no habia hablado en los últimos 30 años. Allí estaban como una vez estuvieran en aquellas tardes todas reunidas. Beatriz se dio cuenta de que como en aquel entonces faltaba su mejor compañera.

Hablaron de viajes ,de ciudades, de hombres de todo aquello que habían imaginado en su intimidad aquellas tardes junto al río. En realidad era Beatriz la que hablaba. Las demás escuchaban como cuando leían cuentos y relatos. Se las quedo mirando sin atreverse a preguntar. Ellas también parecían cansadas; no de ayer ni del último mes. Les costaba recordar que una vez pudieran haber soñado de aquella manera con aquella facilidad.

Durante los dos últimos tercios de su vida habían ido renunciando a sus cosas. De jóvenes había clases de música y una biblioteca que traía viejas suscripciones de las revistas mas modernas de la capital. La parroquia les hacia las veces de intermediario para que el cine club tuviera un clásico de lujo cada dos meses y ellas iban pasando el cepillo por las tiendas en honor al séptimo arte. Ahora no quedaban ni sus libros, ni películas, arte en general..

Solo Doña Casilda que le pedía a su sobrino en la capital que le mandará los DVD de liquidación en grandes almacenes, seguía un poco en activo a pesar de su edad. A ella siempre le pirro esto del cine y los clásicos estaban por los suelos.
Conciliaba las noches de insomnio tan características a sus años frente a Katherine Hepburn y Humprey Bogart. En la Higuera tal y como en Gilda no había sitio para la insolencia de una mujer como Rita Hayworth



Capitulo 4. La fiebre y la rabia.

Las chicas no tenían según ellas, mucho que contar. Trabajaban con sus maridos y cuando estos terminaban el jornal a ellas les tocaba los niños y la casa. Al final preguntó. Preguntó por María Eugenia.
Cuando el silencio se fue estirando hasta hacerse insoportable. Celeste comenzó por fin a hablar; a contar como se había casado con Amancio porque su padre así lo había querido.

Luego le contó que como ya estaba acostumbrada a que su padre la tratara tan mal, trabajó como una mula en los campos y en la casa hasta caer enferma. Amancio que se las tuvo que componer solo, volvía al bar malhumorado y lamentándose de haberse casado con aquella mujer que se pasaba el día sin hacer nada. Como María Eugenia hacia el trabajo mas laborioso ahora el se veía obligado a trabajar el triple para mantener la cosecha y se desahogaba haciendo creer a todo el mundo que aquella enfermedad no era mas que un mero producto de su invención.

Un día despertó con un hambre terrible. Fue el primer síntoma de su recuperación.
El día que por fin salió de casa, fue donde de Doña Casilda a por huevos frescos. Se paso media mañana contándole a la buena señora como había vivido aquellas fiebres tan terribles; levantándose para limpiar y cocinar y, sin apenas fuerzas para nada mas, volver a la cama.

Doña Casilda había escuchado a su marido por la calle con la cantinela de que la mujer no quería trabajar y que no la extrañaba que su padre la tuviera que estar dando de sopapos cada dos por tres. Los más brutos le respondían que si al padre la había ido tan bien, tendría que aplicarse el cuento. La regalo los huevos y unos calabacines que tenia estupendos y la vio marchar de vuelta a casa.

Así se enteraron todas. Después nadie quería hablar de ello. Se empieza hablando y se acaba tomando partido y en La Higuera se sabia de todo y se hacía mas bien nada. Solo las mas cercanas compartían aquel silencio que rodeaba a María Eugenia en ciertos momentos. Los días pasaban entre el campo y la casa y cada vez se la fue viendo menos.

A Celeste le temblaba la voz. Tenia los ojos llenos de culpa. Así se sentía. Culpa de no saber ayudar, de no plantar cara, de no hablar las cosas importantes cuando hace falta. Le fueron saliendo las lagrimas. Beatriz reaccionó abrazándola. Después de casi una noche sin dormir ya se había imaginado de todo ella sola. Aún estaba muy unida a María Eugenia. Veía por sus ojos y podía sentir lo que había en el fondo de su corazón.




Capitulo 5: Una habitación sin esquinas.

Por fin estamos a la hora exacta en el lugar donde todo comenzó. La vieja casa de los padres de Beatriz tenia una suerte de torreón o antiguo molino que había sido anexionado no se sabe cuando. Allí quedaba ahora una biblioteca de los tiempos de la II República llena de revistas literarias, tratados sociales sobre las uniones del mismo sexo, panfletos de teatro, librillos de ilustraciones, catálogos de muebles de diseño modernista... todo se confundía con la formalidad que algún que otra enciclopedia de botánica y zoología le podía dar.

Allí las llevo a todas y las sentó como se sentaban en circulo para ver teatro. Durante la hora siguiente se pudo pasar de hablar tímidamente de ello a alcanzar la determinación de ayudar como fuera a María Eugenia. Fue aquí, en esta habitación sin esquinas donde estas apenas 10 mujeres decidieron levantar una losa que llevaba hundiendo a su amiga desde hacia 30 años.

Se decidió en primer lugar hablar con el Alcalde para que la autoridad comenzara a inmiscuirse en aquellas propinas que repartía el Amancio. El alcalde prefirió levantar la polvareda en casa de aquel animal que en su propio despacho, viendo el rictus de determinación que acompañaba aquellas señoras. Al día siguiente el alguacil llamo a su puerta y le dejo cita para la alcaldía. Cuando regresó a casa estaba encendido.

El alcalde viendo que el Amancio se le había puesto chulo, primero intento hacerle entrar en razón pero la cosa fue a peor hasta el punto de que decidió darle advertencia de que habría calabozo y denuncia aunque tuviera que llamar al cuartelillo de La Olla. Después de esto la conversación que se desbordaba a grito pelado por la casa tuvo que ser atajada por el alguacil que mediante un mamporro y unos cuantos tirones lo dejo de vuelta en casa.

Los vecinos se asomaban incrédulos y cada mirada iba golpeando un poco más a Amancio. María Eugenia que no sabía nada estaba en la parte de atrás dando de comer a las gallinas. El hombre en la cocina se echo un vino para templarse un poco. Después otro y ya sentado en la mesa se acabo lo que quedaba de la media botella.
Aquella noche estuvo distante. La mujer se comportaba como si nada pare hasta entonces nadie le había plantado cara.

Beatriz colgó el teléfono. Acababa de avisar que se demoraría al menos dos semanas mas. Durante los últimos días el sol haba traído una temprana primavera a La Higuera. Aprovechaba para ayudar con las demás a su amiga y luego iban al rió, dejando el almuerzo a sus maridos, antes de volver con los niños a la casa. Los maridos estaban encantados. Almorzaban y quedaban a la fresca y el silencio de sus casas así que empezaron una ronda de envite en aquellas sobremesas.

La plantas después de un tiempo sin agua fueron regadas de nuevo poco a poco.



Capitulo 6: María Eugenia tiene alas.

-Ya se lo que haremos, dijo Juana. Haremos una fiesta de disfraces. Pero daremos un premio al mejor. Y podremos participar también nosotras... Ante esto último discreparon casi todas pero no había manera de pararla. Llevaba tanto tiempo deseando hacerse un disfraz que la fiesta de cumpleaños de Echedey era la excusa perfecta. Viéndola tan infantil, se echaron a reír y accedieron.

Curiosamente la creciente división entre los sexos en La Higuera había traído un gran bienestar al pueblo. Compartían las labores y se segregaban para el ocio. Les daba tiempo hasta para echarse de menos. Los treinta años de losa se estaban levantando poco a poco. La desconfianza se hizo patente hacia Amancio y sus compañías.
Esta nueva armonía ponía de manifiesto el carácter agrio que mantenían respecto a las mujeres y de pasar casi inadvertidos quedaron nadando contracorriente.

Las amenazas del Alcalde, tal y como el las veía eran unas pesadas cadenas que le alimentaban a la vez que reprimían su ira. Una ira y un desprecio que compartía con sus amigotes en un intento por mantener aquella pose superior. Pero también las compañías se fueron haciendo menos y solo quedaron cuatro, todos ellos cortados por el mismo patrón. Así que la cadena comenzó a tirar al fondo a Amancio

Cuando Elena abrió la puerta no podía creer lo que estaba viendo. Estaba radiante, como un ángel de verdad. Tenia purpurina plateada sobre las mejillas y una gran estrella en la frente. Dió un grito y abrazo de felicidad a Maria Eugenia.
dentro los niños hicieron un gran Ohhhh. Además Maria Eugenia que seguía siendo bastante callada en comparación con las demás daba con aque silencio un mayor aura a su personaje.

Juana se puso un poco mustia porque su disfraz de girasol no quedaba tan elegante y se dio cuenta de quien iba a llevarse el premio. Echedey pregunto si también podía pedir el deseo a la señora con alas y, tras hacerlo, pidió que le diera en la cabeza con la varita de ángel.

Maria Eugenia estaba tan emocionada que casi se le escapa una lagrima antes de darle el toque angelical. Así quedo la foto premiada del primer certamen de disfraces/cumpleaños de Echedey.

Cuando todas marcharon solo quedaron Maria Eugenia y Beatriz. El ángel y la reina de corazones. recogieron los platos de tarta, los vasos y las tazas y lo llevaron a la cocina. volvieron a la habitación del teatro que era como llamaban al torreón y se acabaron los dos últimos vasitos de vino dulce que quedaba.




Capitulo 7. Cuando el río se desborda.

Aquella noche Maria Eugenia volvió a casa feliz y despreocupada. Ajena a lo que tras la puerta la esperaba, giro la llave y entró en la oscuridad de la casa. Allí la esperaba Amancio ebrio y rencoroso de que su mujer volviera tras él. Aquella noche se habia peleado con uno de los poco que quedaban en la cuadrilla de maulas que frecuentaba.

Al pasar por delante de la casa de Beatriz se podía ver a las mujeres y los niños reír y saltar. Aquel sonido les exacerbaba sobre manera. Al pasar Maria Eugenia frente a una de las ventanas uno de los que allí miraba le pregunto a Amancio si esa era la forma en que estaba atando en corto a su mujer como tanto fanfarroneaba.

Se lió buena y entre todos lograron separarlos no sin que antes se hubieran tanteado bien las costillas. Amancio llevaba ya más de diez días amedrentado por las promesas del alcalde y aquella bronca le supo a poco. Maria Eugenia fue el saco donde acabaron el resto de los golpes.

A la mañana siguiente nadie daba crédito a lo que había ocurrido. Fue doña Casilda la que por proximidad primero escucho los gritos en la noche. De esa se vino con el alguacil y el hermano del alcalde dando aviso a los demás. Encontraron a Amancio todavía con con un mango de madera en la mano y a la pobre Eugenia tendida en el suelo sin mover un dedo.

La ambulancia tardo casi una hora en llegar. Aún había Esperanza. Los asistentes poco pudieron decir. Ahora era cosa del Hospital. Poco después llegó la patrulla para llevarse a un Amancio bajo la silenciosa mirada de medio pueblo. Aquella tarde comenzó a llover como no había llovido en años. Los aljibes rebosaban y el pequeño río estaba desbordado por completo.

Con esta tormentosa visión despertó Beatriz de aquel horrible sueño en su primera noche en la Higuera. Se levantó de la cama con un nudo en la garganta y preparó café en la cocina. poco después escucho el canto del gallo. Encendió el televisor para ver comenzar un documental de jardinería. Estaba muy inquieta por aquel sueño. Se dirigió al armario y recogió de nuevo sus cosas.

A la mañana siguiente fue a casa de doña Casilda aque aquella mujer le desvelara lo que en sueños la había parecido tan real. Doña Casilda habló y todo lo contó con pelos y señales. El corazón de Beatriz fue encogiendo poco a poco mientras duró el relato de la vieja. Veinte minutos después se planto de nuevo en su casa con la misma maleta que la había visto sacar del autobús. La dejo allí y volvió a marchar después de preguntar a que hora abrían la taquilla de la estación.




Capitulo 8. Un nuevo comienzo.

Doña Casilda la vio pasar de nuevo hacia casa de de Maria Eugenia. Beatriz con dos billetes para el provincial de las 12:00 en el bolsillo dio un rodeo a la casa para encontrar a su amiga con un cesto gigante de puerros entre los brazos.
Maria Eugenia soltó el cesto de golpe. El rostro era familiar. Aquella mujer la miraba como si hubiera estado toda la vida ahí observándola como en esos cuentos que la contaba de niña su amiga Beatriz.

Entonces cayó en la cuenta de que aquella era Bea. Cada noche se acordaba de ella. Antes de casarse sus momentos de felicidad siempre habían sido compartidos. Beatriz la cogió de la mano y le dijo que si lo doña Casilda le había contado ella se venia de vuelta en ese autobús.

Como quien calla otorga, Beatriz cogió a su amiga tras cinco segundos de silencio
de Maria Eugenia y tiro de ella hasta llegar a la estación. Doña Casilda llegó corriendo detrás de ellas y detrás de Doña Casilda su sobrino Eusebio con la maleta.
El chófer les abrió el compartimento mientras ellas se despedían.

Doña Casilda quedó hecha un mar de lagrimas de la emoción porque aquella mujer había caído como un relámpago del cielo para salvar a aquel alma en pena. Ni Errol Flinn en Objetivo Birmania había llegado a tanto en lo que llevaba de vida.
Amancio llego medio hora después de que el provincial hubiera salido. Ya no quedaba nadie en la estación.

Siguió ahora con la cantinela de que se le había escapado para no tener que trabajar; que se creía que la vida era jauja; que ya la iban a espabilar por ahí. Y junto a él la cuadrilla de chacales cada uno mascullando lo suyo.

Aquella tarde mientras el provincial dibujaba con cada curva las trayectorias de lo rayos de sol Beatriz explicó lo que había ocurrido. María Eugenia pensó al principio que aquella mujer estaba medio loca y que poco menos se la estaban llevando a la fuerza, pero, poco a poco, recordó la sensación de hogar que volvió a ella mientras la miraba fijamente a los ojos en la parte de atrás de su casa con todos aquellos puerros por el suelo. El resto del viaje se lo pasaron como cuando niñas fantaseando con la gran ciudad.

El provincial siguió adelante durante toda la noche hasta alcanzar el puerto.
De allí salieron hasta Cádiz y de Cádiz a Barcelona subiendo en tren por la costa de Levante. María Eugenia creía sentir que le crecían las alas.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Cuentos de la luna pálida

Primer capitulo.


(Época de guerras durante la primavera de un año ya lejano junto a la orilla norte del lago Biua en territorio Omi)

Dos hermanos vivían en un pequeño poblado entre las montañas de Omni. Ambos estaban casados aunque solo Genhuro tenía hijos: el pequeño Genichi. La guerra acechaba por todos lados. En aquel entonces los grandes clanes samuráis peleaban entre ellos por el poder absoluto en el Japón y el país estaba sumido en el caos.

Genhuro además de campesino era alfarero. Su mujer: Miyagi, lo ayudaba haciendo girar el torno mientras el moldeaba el barro. La guerra se iba acercando. Se decía que los soldados de Shibata pronto llegarían al poblado.

Desoyendo las voces de la prudencia, Genhuro y Tobei se aventuraron hasta la ciudad de Nagayama para vender las últimas piezas que habían horneado en vez de quedarse y preparase para la llegada de los soldados.

La fortuna les sonreía. La presencia de los soldados de Háshiba había dado estabilidad económica a la ciudad. Las vasijas y cuencos se pagaban generosamente y el dinero se desbordaba entre las manos del artesano. Genhuro pensaba en todas las cosas caras que antes no podía comprar para su familia. Ahora tenía dinero y los colmaría de regalos a su regreso.

Tobei también tenía ambición. Quería ser un gran samurai, no un vulgar campesino a quien nadie respetaba. Vio pasar un grupo de samuráis y como quien persigue su última oportunidad corrió tras ellos. Corrió y corrió hasta llegar a su fortaleza. Allí se presento ante uno de los comandantes y suplicó de rodillas. Haría lo que fuera por ser samurai.

Los presentes reían viendo a aquel campesino paleto y harapiento arrastrándose para ser aceptado. Cuando tengas una lanza y una armadura regresa, hasta entonces lárgate de aquí, le gritaron mientras seguían riendo.

Mientras, su hermano había regresado a casa llevando regalos abundantes a su familia. No paraba de hablar sobre lo rentable que había sido la venta y lo bien pagadas que habían pagado las piezas. Su mujer estaba abrumada por los regalos, tanto, que le pareció excesivo que su marido quisiera empezar a trabajar de nuevo a la mañana siguiente.

Miyagi tenía todo lo que podía desear. Un marido trabajador y bueno y un hijo al que ver crecer. Ahora además, podría vestirse como una dama y comer alguna que otra delicia de vez en cuando. Genhuro sin embargo, seguía hablando de dinero, de lo importante que era en la vida y de todos los regalos caros que compraría a su Familia.

Ohama, la esposa de Tobei comenzaba a impacientarse. Cuando apareció Tobei; sucio por haberse arrastrado ante los samuráis y desconcertado por el viaje en la noche, ella arremetió contra él como lo hicieran en la fortaleza. Sin duda Tobei estaba en lo cierto al pensar que necesitaba el respeto de los demás aunque no estuviera eligiendo el mejor camino para hacerlo.

Los siguientes días pasaron en una febril actividad de trabajo. Miyagi aunque ayudaba sin rechistar haciendo girar el torno, se estaba dando cuenta de que su marido ya no era el mismo. El ansia de riqueza le estaba cambiando por dentro. Ahora su hijo le molestaba. No tenia tiempo para jugar con él. Ni para jugar, ni para hablar, ni para nada. Era un estorbo que no paraba quieto y quería comer y jugar a todas horas. Miyagi viendo esto le repetía a su marido que ella prefería trabajar menos y disfrutar de su hijo pero Genhuro, no atendía a razones.

*Una noche mientras las mujeres estaban alimentando el fuego para el horno de cocer la cerámica, los soldados de Shibata atacaron el poblado para saquearlo.

Genhuro obsesionado por el dinero que ganaría si vendiera sus piezas, seguía junto al horno alimentando el fuego mientras su mujer tiraba de el intentando convencerle para que huyeran. Finalmente todos abandonaron el poblado a tiempo. Permanecerían escondidos hasta que fuera seguro volver a sus casas.

Los soldados llevaban prisioneros a lo hombres con mejor suerte. En las montañas desde las que aún se oyen los disparos, Ohama hecha

de menos a su marido Tobei. El muy imprudente había vuelto para robar su lanza y armadura. Muchos de los soldados ebrios dormían la mona en los graneros. Casi lo cogen después de haber robado una simple hombrera.

Mientras en el campamento de refugiados Genhuro solo podía pensar en el horno que se estaba quedando sin calor. Miyagi no podía comprender como su marido estaba dispuesto a jugarse la vida por unas piezas de cerámica pero él ya se había decido a bajar. No veía mas peligro que la perdida de todas las riquezas que había imaginado la aparto de su camino pero Miyagi, temiendo por la vida de su marido, corrió tras él colina abajo.

El poblado parecía tranquilo aunque aun se oían gritos y disparos. Escondidos junto al horno veían a los últimos soldados coger lo que podían y marchar. Cuando todo paso abrieron el horno. Genhuro estaba fuera de si , daba saltos de alegría y gritaba. las cerámicas no solo estaban intactas sino que además estaban perfectamente acabadas. Ahora solo faltaba regresar a Nagayama y venderlo todo. Le darían una fortuna por ello.

Tobei apareció con la hombrera en la mano también el daba saltos de alegría. Acompañaría a su hermano y le ayudaría con la venta a cambio de una parte con la que compraría la armadura completa. Su esposa que traía a Genichi entre sus brazos no daba crédito a sus ojos. Sin embargo y al igual que Miyagi no creía que adentrarse hasta Nagayama con todos estos soldados deambulando fuera una buena idea. Temían por sus vidas. Sus maridos sin embargo estaban cegados por la ambición.

Con la esperanza de ganar mucho dinero se decidieron no sin grandes discrepancias de las mujeres a ir a la playa de Onowe. Ohama siendo la hija de un barquero es elegida para guiar la barca. Durante el viaje hablan de los grandes planes que tienen para cuando se hagan ricos y de lo bien que les están saliendo las cosas. Genhuro se comprará un almacén y se volverá un comerciante próspero. Tobei sueña con convertirse en un poderoso samurai; todos lo respetaran y le atenderán como a alguien importante.

Segundo capítulo.
Preámbulo.

Entre la bruma del río Ohama advierte que una barca se aproxima hacia ellos. Una embarcación a la deriva, fantasmagórica entre la niebla.

Al parecer el navío de transporte había sido asaltado por los piratas del río. Su capitán les pidió agua para calmar la sed. Casi sin aliento les advirtió sobre el peligro de viajar en barca especialmente si iban acompañados de mujeres. Los piratas son terriblemente crueles. Fueron sus últimas palabras.

El frío recorrió la espalda de todos los presentes. Las mujeres tenían que volver atrás y también Genichi. Pero Ohama no quiere volver. No se fiaba de su marido. Miyagi en cambio tenía que cuidar de Genichi. Genhuro le pidió que no volviera a casa. . Estarás mejor en las montañas, le dijo antes de dejarla en la orilla junto a su hijo.

El resto partió de nuevo hacia Nagayama. La suerte les fue favorable de nuevo y llegan sin riesgo. En la plaza hacia un día soleado. La mercancía se vendía con enorme facilidad y se estaba pagando mejor de lo esperado. La gente atendía a la llamada de Tobei reuniéndose alrededor del puesto y la verdad es que las cerámicas de Genhuro eran tan hermosas que parecían una ganga a ojos de los compradores.

Entre la multitud una dama se acercó al puesto del campesino y le elogió por la belleza de su trabajo. Hizo un encargo numeroso. Quería una jarra y tazas para tomar saque. La dama el increíblemente hermosa. Está acompañada de una anciana que le indica que piezas completarían el pedido y donde habría de entregar la mercancía. En la casa Kutzuki en el camino de la montaña.

En ese momento un grupo de samuráis cruzó la plaza. Tobei los vio pasar ante el y perdió la cabeza. Se olvido de que estaba vendiendo en el puesto de su hermano, se olvido de su mujer y lo peor de todo de que aquel dinero que portaba en la bolsa no era completamente suyo. Los samuráis se iban y el corrió tras ellos. Su mujer fue detrás de él pero sin suerte.

Cuando Tobei encontró una armería pidió una armadura que le sentara bien.
En seguida fue complacido. Además necesitaría una lanza. Ahora era un gran guerrero samurai. Metió la mano en la bolsa y pago al armero.
Mientras su mujer había llegado a una calle que desembocaba en la playa. En la lejanía la ciudad no era mas que un rumor tan solo alterado por las voces de unos hombres que se aproximaban.

Genhuro quedó solo y tras dejar alguien a cargo de la mercancía parte con el pedido de la casa Kutzuki. Al pasar por delante de un telar recordó a su mujer y la imaginó vestida con sedas tan bonitas. Ahora podré comprarlas, pensó. En ese momento la dama de compañía le toca el hombro. Habían salido a buscarle pues se demoraba mucho. Temían que se perdería sin encontrar el camino.

Un grupo de soldados llegó hasta donde Ohama descansaba. Comenzaron a incomodarla abiertamente ajenos por completo a sus protestas e insultos. Reían.
Entre dos de ellos la cogieron de pies y manos y la cargaron sobre los hombros.
Los demás aunque reían no parecían demasiado interesados. Entraron con ella en una casa abandonada de la playa desoyendo sus suplicas.

Cuando los hombres acabaron salieron y marcharon junto a los demás que los esperaban fuera. Antes de irse uno de ellos, satisfecho, arrojó sobre Ohama una bolsa de monedas. Ella se recompuso y salió. Los maldijo. A ellos y a su marido por haberla abandonado y arrastrado a este destino. Ahora se había convertido en una ramera que se vendía por dinero.


Tobei armado de pies a cabeza tomó el camino del campo de batalla donde los soldados de Jashiba y Shibata luchaban a muerte.
Su hermano Genhuro, acompañado de la bella mujer y su dama de compañía iba camino de la casa Kutzuki mientras su esposa Miyagi y su hijo Genichi vagaban solo por las por las montañas.

La ambición puede a veces ser recompensada para convertirse en algo peor aún. Ahora los dos hermanos tienen riqueza. Sus esposas vagan en cambio sin hogar y sin marido.



Capitulo tercero.

Genhuro acompañado de las dos mujeres por fin llego a la casa Kutzuki.
Era una gran mansión en el campo. Al llegar a la puerta Genhuro dejó el pedido en el suelo del porche e hizo ademán de marcharse. Sus reverencias y agradecimientos no acallaron la insistencia de la dama de compañía por que este entrara. No pudo evitar preguntar sobre la identidad de aquella mujer. La dama de compañía le dijo que se trataba de la princesa Guakasa, hija del difunto Kutzuki Zaemon antes de volver a insistir esta vez con éxito para que por fin cruzara el umbral.


La casa estaba en penumbra. Había numerosas estancias amplias cada una de ellas como el terreno sobre el cual Genhuro tenía casa y lugar de labranza. La princesa Guakasa lo llamo por su nombre. Le explico que había quedado sorprendida por la exquisitez y rareza de sus piezas de cerámica y había querido indagar sobre su autor. Genhuro agachaba la cabeza sin atreverse a admirar la resplandeciente belleza de aquella mujer. Se sentía abrumado por los halagos de aquella princesa por un simple campesino.

La dama de compañía entro en la estancia portando las piezas del artesano para beber sake. Se sentía doblemente halagado. Le dijo a la princesa que sus piezas ganaban en belleza si era tal su dueña. Era un honor para un campesino como él que alguien de tal porte les diera uso. Ella pregunto por aquel esmalte azul que remataba sus piezas y las dotaba de aquel brillo tan especial. Los halagos iban en aumento y Genhuro ya estaba fuera de si ante tanto reconocimiento.

Ella hablaba de como tanto genio necesitaba más reconocimientos que el de ser un simple alfarero de pueblo. Debía ser más ambicioso y ella podía abrirle las puertas. Pero...¿como? pregunto él. La respuesta vino dada por el ama de llaves.
Debes entregarte a la princesa esta misma noche, le dijo. antes de levantarse y dejarlos solos. La princesa era la mujer mas hermosa que había visto nunca. La emoción casi lo hace desmayar. Cuando se encontraba entre sus brazos rió y se levantó de nuevo. Dos doncellas tomaron a Genhuro y lo acompañaron a la habitación de al lado. Allí lo esperaba Guakasa. Estaba realizando un canto ceremonial..

Cuando ella acabó de cantar, una voz de hombre que parecía provenir de las mismas paredes de la casa fue escuchada. El ama de llaves explicó que ellas dos eran las únicas restantes de su dinastía y que aquella voz provenía de su fallecido señor. El alma del difunto señor aun vagaba por la casa y se ponía feliz si escuchaba la voz de la princesa.

Debían de sentirse alegres pues el padre de Guakasa estaba celebrando que su hija hubiera encontrado al hombre de su vida. A pesar de tal ofrenda Genhuro sentía un desasosiego que lo empujaba a abandonar la casa. Percatándose de ello, la princesa le rogó que se quedara, que no partiera aún.

Por la mañana Genhuro había sucumbido totalmente a sus encantos. Con el paso de los días iba olvidando su pasado. Con la princesa vivía tan solo para el disfrute de los placeres de la vida. Ahora poseía un palacio y su mujer vivía solo para complacerle. Que maravilla pensó. Esto es el paraíso.

Su esposa real en cambio, no estaba siendo tan afortunada. Las montañas tampoco eran lugar seguro. Soldados de ambos bandos sometían al pillaje todo poblado o casa que encontraban a su paso. Mataban a los hombres y violaban a sus mujeres. Cojian lo poco que los campesinos guardaban en sus despensas y seguían camino después de haberlo destrozado todo.

Con Genichi sobre sus hombros, Miyagi estaba escondida en el establo de una casa. Había oído a los soldados y busco un lugar seguro para su hijo. Una vieja de la casa, viéndola entrar allí la siguió para ayudarla a escapar. Ven, la dijo mientras la cogia de la mano. Miyagi tras un segundo de terror al notar una mano sobre su hombro, logro tranquilizarse y seguirla llevando a su hijo. La anciana le dio arroz y agua para el camino. Dentro de la casa se oía a los soldados devorar la poca comida que estaba al fuego.

Miyagi siguió a la mujer hasta las afueras del poblado y le dio las gracias. corrió montaña arriba cuando se encontro con tres soldados moribundos. Girando en torno a ella la amenazaban y le ordenaban que le dieran su comida. Sujetaba con fuerza el arroz bajo su manto, tanto que uno de los soldados se dio cuenta de que escondía algo. Tiro de su mano con fuerza y arranco la comida que llevaba. Sobre el se abalanzaron los otros dos soldados.

Luchaba con ellos inútilmente. La apartaron de un empujón. Era la comida de su hijo. No podía permitirlo, ni siquiera era para ella. En aquel momento del forcejeo uno de los soldados, borracho, la hirió con su lanza en el vientre para quitársela de encima. Miyagi calló al suelo de bruces. Sobre su espalda el niño lloraba. El llanto del niño se perdió entre las montañas junto a los gritos de los soldados que ahora peleaban entre si por el ultimo pedazo de comida.

En el campo de batalla Tobei había conseguido alcanzar la primera fila. Llego a los pies de una casa abandonada y se escondió. Desde donde estaba podía ver a dos samuráis hablar entre ellos. Sus ropas estaban cubiertas de sangre. Uno de ellos pedía al otro que lo ayudara a morir. Parecía malherido. Sin contemplaciones el segundo desenvainó su katana y hundió la hoja en su carne.

Mientras el superviviente se lamentaba por el último favor que había tenido que hacer a su amigo, Tobei salto sobre el sin ser visto y lo atravesó con su lanza. Herido, cayó al suelo donde Tobei lo remató.

Esa misma noche en el campamento de Shibata el comandante preguntaba a los soldados que era todo aquel alboroto. Al parecer el campesino había regresado con su armadura y un regalo para él. Al abrir el regalo quedo horrorizado y complacido. Le pregunto si lo había encontrado tirado en el campo de batalla. Tobei no dejaba de repetir que había sido él quien lo había matado y que ahora traía su cabeza para demostrarlo.

Katsusige Fuba era uno de los más temidos espadachines del ejército de Jashiba. El comandante estaba tan contento que le concedió a Tobei aquello que más deseara. Tobei pidió un caballo y soldados a su servicio. Al comandante le pareció bien poco así que se lo concedió de inmediato.

Al día siguiente todos se giraban al ver pasar a Tobei. Su porte ridículo le hacia parecer aun mas distinguido. Todos se preguntaban quien era ese señor samurai, y corría el rumor de que había matado al famoso espadachín Katsusige Fuba con sus propias manos. Al pasar junto a una casa alegre la propietaria salió a saludarlo y a ofrecer sus servicios tanto a él como a tus hombres. Este accedió y los soldados lo celebraron a la vez que abrían paso a su señor ente los clientes del burdel.

De repente un gran alboroto en una de las habitaciones llamó la atención de todos los presentes. Al parecer uno de los clientes pretendía escabullirse sin haber pagado la cuenta de su concubina. Esta despertó de su ligero sueño al sentir los pies sobre el suelo. Comenzó a gritar. Maldecía a aquel con tales reproches que por su familiaridad llamo la atención de Tobei. Se abalanzo sobre ella. No podía ser. Era Ohama. Su propia esposa.


Capitulo cuarto.

Ohama disimulaba sus sentimientos. Hablando con Tobei le felicitó por sus progresos. Saltaba a la vista que ahora por fin era un gran samurai. Ella tampoco podía quejarse. Ahora bebía sake cuando le apetecía y podía pasar cada noche con varios hombres. Que más podía desear. Salio al jardín y comenzó a llorar. Que importaba que su mujer se prostituyera si el tenia lo que quería. Ese era uno de los sinsabores del poder. Tobei la miraba aterrado y arrepentido. Ohama se ofreco a el por dinero como lo hacia con los demás hombres con los que había estado.

Tobei pedía perdón una y otra vez. El quería ser samurai por ella por ganar su respeto. No sabía que había llegado a esto. La amaba. Para él seguía siendo su esposa. Tan solo quería volver con ella a casa. Así se lo pidió y ambos partieron hacia su antiguo hogar con los ojos llenos de lágrimas.

Genhuro partió aquella mañana a hacer comprar al pueblo. Paso por una tienda de regalos y quedo maravillado. Serian para su princesa pero no llevaba suficiente encima. Hablo con el comerciante y le pidió un descuento. El vendedor apartó uno de los regalos. Genhuro no quería desprenderse de el, así que insistió. Si lo lleva a la casa de Kutzuki la pagare el resto.

El vendedor palideció al instante. La casa de Kutzuki!!! Lléveselo!!! Se lo regalo. Aparto la mirada de él y no quiso saber nada más. De camino a casa se encontró con un hombre santo. Le detuvo y le advirtió. Algo sombrío había anidado en su rostro. Era la misma muerte. Le pidió que regresara pronto si tenia familia o que le esperaría la desgracia. genhuro no quería escuchar pero tuvo que hacerlo.

El hombre santo le advirtió que la princesa era un alma en pena. Un fantasma condenado a vagar por la tierra sin paz para su alma. Debía protegerse contra la magia de la muerte y si el no quería, seguía siendo responsabilidad del hombre santo darle protección así que se lo pidió una vez más. Genhuro accedió y el hombre santo escribió palabras sagradas en su cuerpo antes de que regresara a la mansión Kutzuki.

Cuando llegó, no podía disimular el desconcierto y el miedo en su rostro.
La princesa le preguntaba por su extraño estado de humor pero Genhuro no quería responder. Lo hizo el ama de llaves. Insulto a aquellos que le habían echo desconfiar y maldijo las malas lenguas. Pero al dirigirse a Genhuro le recordó el pacto que había hecho. Debía permanecer para siempre al lado de la princesa. la anciano comenzó a hablar. Nunca lo dejarían salir de allí.

Fue entonces cuando Genhuro confesó que estaba casado. La princesa le dijo que se olvidara de ellos pero al intentar sujetarlo sus manos, sintió la magia del hombre santo. No podían tocarle. Pero insistían entre halagos y amenazas. El alma de princesa había sido rescatada por el ama de llaves ya que sufría por su prematura muerte. No había conocido la felicidad de ser mujer y amar a un hombre. Por ello la ama de llaves se había hecho cargo de su alma. Ahora él iba a romper su corazón y condenarla de nuevo a la desgracia.

Genhuro salió corriendo de la casa implorando perdón. Pensando en quitarse la vida cogió una katana de la casa. Al llegar fuera cayó inconsciente. Allí lo encontraron, ala mañana siguiente unos soldados de Jashiba. Lo acusaron de haber robado el sable que tenia en la mano junto con otros tesoros del templo. Cuando vino a decir que aquella katana provenía de la casa Kutzuki se rieron de él. Aquella casa había sido destruida hacia tiempo y todos sus moradores habían encontrado la muerte.

Le quitaron el dinero y lo dejaron partir. Tampoco existía una cárcel a la que llevarlo. No quedaban cárceles a causa de aquella maldita guerra. Las ruinas visibles de la casa acecharon a genhuro como un eco en la distancia. Realmente había sido todo una ilusión. Así vago el la noche hasta alcanzar su poblado.

Al llegar y entrar en la casa su corazón se desbordo de felicidad y arrepentimiento. Llamaba incesante a su mujer. Al entrar la encontró calentando el fuego. Su hijo Genichi dormía. Miyagi no quería las explicaciones de su marido. Lo más importante es que había vuelto.

El lloraba comprendiendo como la codicia lo había apartado de las cosas que más quería. Su mujer le preparó sake caliente y algo de comer. Genhuro estaba cansado y pronto quedo dormido junto a su hijo. Por fin estoy en casa, repitió hasta quedar inmerso en un profundo sueño.

A la mañana siguiente los gritos de los vecinos despertaron a Genhuro. Todos buscaban a Genichi. Al ver a su padre salto la alegría. Habían encontrado a los dos hombres de la familia a la vez. Sin embargo aquella alegría se torno extrañeza cuando genhuro llamó a su esposa. Lo miraban como a un loco que ha perdido la razón. Finalmente un vecino le contó la historia de la muerte de Miyagi.

Todos estaban sorprendidos de que el niño supiera del regreso del padre. El solo había llegado hasta su antigua casa a esperarlo. Genhuro lloraba sin cesar dia tras día hasta que una mañana volvió a escuchar la voz de su mujer.

La voz de Miyagi estaba llena de ternura. Estoy aquí junto a ti , le decía. Veo en tu corazón que ya no tienes dudas. Yo te acompañare siempre, te daré fuerza y valor y serás el hombre que siempre quisiste ser. Lo animó para que retomara su vida y volviera al trabajo. Lo halagaba cuando las piezas eran hermosas y lo seguía ayudando a girar el horno.

Un día se despidió para siempre. Su alma era feliz pues veía al propio Genhuro feliz de vivir su vida. Ahora podía por fin descansar en paz. En la casa de al lado su hermano Tobei trabajaba sin descanso. También él y Ohama habían encontrado la felicidad viviendo como personas humildes.

sábado, 11 de octubre de 2008

JAZZ

Dice Miles Davis que el jazz es una música que agoniza. Y en esa muerte que nunca llega se perpetua filtrándose a través de la piel del resto de las músicas.
Sin llegar a ser un vampiro se nutre de cualquier fuente mediante el mestizaje no solo en beneficio propio sino también enriqueciendo todo aquello que toca porque el jazz es la matriz a partir de lo cual todo es posible.
Sus armonías van de la dulzura y la sensualidad a la cacofonía mas penetrante.
Resulta increíble como una voz acompañada tan solo de un contrabajo puede llegar a expresar de una forma tan íntima y cristalina una emoción, mostrándola en su desnudez más absoluta.
Y el ritmo ya sea mediante una guitarra, una batería, un arpa o el mas exótico de los instrumentos que podamos llegar a imaginar, llega a transformarse en las progresiones musicales mas complejas.

El jazz tiene la virtud de mantener un auditorio en vilo pendiente de una nota.
Tiene la virtud de crear una tensión emocional casi insoportable retrasando esa nota un segundo mas para después descolgarnos y dejarnos caer dulcemente, resolviendo la exposición de un tema con una sola pulsación.

Uno siempre se siente discípulo de la vida cuando se sitúa frente a un músico de jazz.
Se nos escapa el aliento intentando comprender no solo las estructuras musicales sino el genio que es capaz de interpretar la danza de los átomos, la danza aparentemente caótica de los acontecimientos vitales.
Estos titanes lejos de hacernos sentir incómodos en nuestra pequeñez, nos reconfortan nutriéndonos con su energía.
Para un amante del jazz encontrar a un buen interprete es como reencontrarse con el creador de pieza.
En esta religión abierta y librepensadora encontrar al maestro de ceremonias equivale a entrar en comunión directa con el cosmos en su conjunto y por ello los músicos , autores e interpretes del jazz que han demostrado su genialidad se vuelven de alguna forma inmortales y sus piezas, clasicos dentro de una corriente musical que carece como todo lo eterno, de principio y de final

viernes, 3 de octubre de 2008

El músico ambulante

Capitulo 1______La Carretera.

Hacía tiempo que las fiestas de verano de la comarca habían terminado. Era un buen dinero y merecía la pena pasarse la temporada de
pueblo en pueblo. Las verbenas populares llenaban las calles de gente con
ganas de fiesta. Los bares rebosaban. Mas que eso; se desbordaban hasta el punto de que solo se utilizaban para pedir, pagar y marchar de vuelta a la algarabía de los callejones.

De eso hacia ya casi un mes. Para ser exactos cuatro lunas. Se lo había gastado casi todo disfrutando del comer durante el camino y una estancia en un hotelito muy moderno; con una gran bañera en la que se quito el polvo de la carretera en sesiones que le arrugaban la piel y le bajaban la tensión. Allí, iba recordando y olvidando a la vez.

Recordaba los gestos, los olores, el momento en que el cielo se nubló y casi nadie se dio cuenta porque era de noche . Acabó la canción. Recogió sus cosas. Cuando alcanzó el soportal de la iglesia, un relámpago dio la señal y una tromba de agua limpio las calles de aquella borrachera de multitudes en la madrugada....pero las caras se le mezclaban. Las palabras aparecían sin su dueño y sin su tiempo, hasta cerrar sus párpados de cansancio.

Se acordó de Jimmo ahogado en su bañera y volvió a abrir los ojos. Era hora de irse. Aviso en recepción y lavó en aquella agua jabonosa la ropa sucia que le quedaba. En la habitación hacia calor. Todo estaría seco por la mañana. Se despanzurró como un gato sobre la cama. Sintió aquellas sabanas limpias y planchadas y, como un gato, dejo que una sonrisa lo acompañara hasta la profundidad de su sueño.

Lo que a continuación va a suceder no es más que ilusión. Un sueño. Aunque para él, es real. Tan real como el aire se respiramos y sin embargo, el músico ambulante despertó. A las 7,30 para ser exactos, pues siempre que dormía dentro dejaba abiertas las ventanas. Después de su último desayuno pagó la cuenta y salió a la calle. Caminó con el sol de frente hasta alcanzar la parada del provincial, donde se tomó un café con leche después de mirar los horarios y comprar su billete .

El olor del Diesel quemado en las paredes de la cochera, los bocadillos envueltos en la asfixia del papel celofán, ecos de voces confusas de megafonía. Jóvenes, niños y viejos con una causa en común: el viaje, el “destino” como dice en el billete.
Busco una esquina. Colgó la pelliza y desenfundó su guitarra.

lunes, 18 de agosto de 2008

Tiempos de crisis


Tiempos de Crisis Capitulo 1......................Jacinto Bernabé.

A Jacinto Bernabé no le había faltado una botella de buen licor desde los tiempos en los que su madre tuvo que malvenderlo todo para devolverle al banco lo que se había despilfarrado durante años.
A partir de los veinte, su costumbre había sido vivir con el cinturón ajustado. Con el doble de años, estaba orgulloso de afirmar que mientras muchos grandes se estaban yendo a pique, él, flotaba.

Así era. Jacinto Bernabé levitaba. Sobre todo cuando pasaba de medianoche y le pegaba a la hierba de un amigo al que él llamaba “doctor”. El doctor acudía con su maletín especial y entre ambos resolvían cual iba a ser el tratamiento y la receta. El doctor siempre era muy estricto. Tenia una balanza electrónica para pesarlo todo y una maquina calculadora. El negocio del doctor, por primera vez en muchos años, estaba haciendo ofertas promocionales en sus productos. Jacintoto Bernabé en cambio estaba subiendo el precio de todo lo que hacia.

Si antes cobraba 15, ahora cobraba a veinte la hora y apuntaba el tiempo justo sin realizar descuentos. Para subsistir había tenido que currar mucho por poco dinero. Pero esto le había dado una destreza que le hizo destacar entre los demás. Mientras las grandes tiendas quitaban el servicio de reparación electrónico por deficitario el tenia su pequeño taller a pleno rendimiento.

Un día sonó el teléfono. Era Paco el técnico de los estudios Sonor de Madrid. Le conocía desde hacia ya tres años cuando vino desde Barcelona a sonorizar un estudio de radio. Ahora estaba grabando el ultimo disco de Mi pequeño mar y el guitarrista se había puesto pesado y no paraba de repetir que quería un efecto que había escuchado en un disco de Frank Zappa de los ochenta. Le dijo: mira Jacinto estos tienen que estar fuera del estudio antes del sábado. Si no le consigo algo me van a joder ellos, me va a joder la discográfica y encima me arriesgo a que se lleven el material sin pagar un euro.

La cosa es que Jacinto se descargo el tema de internet y cuando llego el solo de Zappa empezó a garabatear en un papel una lista de abreviaturas y números. Seis horas más tarde un avión que transportaba un servicio de mensajería Express en su bodega llego a la capital.
En su interior un pedal de guitarra a medida por un importe inferior a 90 euros. Después de eso la gente se volvió loca. Todos querían un pedal que sonara de esta u otra manera o como en aquella canción de los Zeppelín.

Flotar era suficiente para sentirse orgulloso pero él además sonreía porque por fin se había retirado de la estantería de las ofertas.

domingo, 20 de julio de 2008

Esperanza


Esperanza siempre tenia la despensa llena. Era como un salvoconducto a la abundancia en esta tierra en la que habitamos. En esta tierra que habitamos, sentirse pobre es ir al banco y ver la vacuidad de los números rojos de la cuenta de ahorros. Luego llegan las fuerzas gravitatorias de los agujeros negros que te arrastran a la más abismal de las depresiones. Pero el banco le quedaba lejos. A Esperanza lo que le preocupaba era su despensa.

Los sacos en los que le gustaba guardar las alubias y lentejas colgaban
a ambos lados como medias tejidas a mano. A veces se quedaba allí absorta durante quince o veinte minutos acariciándolos. Las sentía bien apretadas por fuera pero sus dedos de deslizaban hacia dentro si presionaba un poco. Este curioso trance se detenía de pronto y Esperanza volvía a hacer sus cosas como si nada.

Aún faltaban por llegar los anaranjados de Agosto. Esperanza recordaba el matiz de los brillos de su piel vista desde cerca. Recordaba abrazar sus piernas y observar las ondulaciones de sus rodillas y sentir el sabor de la sal si estiraba un poco la lengua. Hasta entre los dedos de sus diminutos pies la piel estaba bronceada. Cuando se desdibujan los límites y las huellas de la ropa, es como perder el sentimiento de desnudez.

La luz del atardecer se estaba haciendo más cálida según el mes iba avanzando. Las lunas llenas provocaban las mareas más voluptuosas del año. En sus idas y venidas arrastraban mar adentro la arena. El mar se volvía profundo en sus orillas y cuando se contenía en el cambio de mareas, levantaba furiosas olas llenándolo todo de espuma.

En aquellas noches de Julio, los sueños de Esperanza eran más reales y llenos de significado que su vida real. Al despertar no recordaba nunca nada, pero el perfume de sus sueños la acompañaba allá donde iba.

A veces me asaltan las dudas.


"El solitario" declarando en el juicio en el que se le acusaba del asesinato de dos guardas civiles.

"No voy a decir que sea un angelito. Yo lucho contra el Estado en sí. He luchado contra aquello que me parece el mal que padecemos los españoles, que es el sistema bancario. España no es un país democrático porque para que haya un país democrático tiene que haber una separación de poderes y aquí sólo existe el poder ejecutivo, y los poderes judicial y legislativo se pliegan al ejecutivo". Jaime Giménez Arbe, El Solitario, se despachó así cuando el presidente del tribunal, Juan José García Pérez, le preguntó si tenía algo que añadir antes de declarar el juicio visto para sentencia.

Giménez Arbe reiteró ayer su "absoluta inocencia" y afirmó que en su trayectoria "profesional" de atracador de bancos ha "procurado siempre hacer heridas en las piernas para poder escapar, nunca con la intención de matar a nadie". "Si hubiera querido", añadió, "muchos otros policías estarían muertos. En nuestra profesión, recurrir a las armas es un fracaso", dijo.

Tras expresar sus "condolencias" y su "más sentido pésame" a las familias de José Antonio Vidal y Juan Antonio Palmero, alegó que él no les habría matado sino que se "habría bajado del coche y habría parado el vehículo de la Guardia Civil a tiros".

Su abogado defensor, Marcos García-Montes, pidió la nulidad de los registros en la casa de su cliente y en su nave por entender que no se hicieron con garantías.

El fiscal jefe de Pamplona, Javier Muñoz; el acusador particular, José Aguilar, y el popular, Ignacio González Portero, coincidieron en que hay suficientes indicios para condenar al procesado por el asesinato de los dos guardias civiles.

Fuente

jueves, 3 de julio de 2008

Contemos cuentos

Con una mano apoyada sobre la repisa de las especias, Paco, cocinero del mesón “Don Álvaro”, pensaba en cual de ellas iba a utilizar mientras daba vueltas a la sopa con la izquierda.
Además de pensar en esto pensaba en las piernas de la señora que venia todos los sábados a almorzar antes de la una, en la textura del caldo sobre la cuchara de madera y si iría bien el pimentón picante acompañado de leche de almendra.

Pensaba en la descarga de preocupaciones que supondría pagar la última letra de la hipoteca dentro de dos meses y que quizás lo justo seria añadir un chorrito de jerez amargo. Pero cuando sus manos comenzaron a dar el último toque de aderezo todo desapareció de su mente. No podría recordar lo que había hecho pasados 5 minutos. En el fondo estaba orgulloso de que sus platos fueran irrepetibles.

Acercó el cucharón, entreabrió los labios con ternura y sopló. Uno a veces se da cuenta del arte que se demuestra al soplar. Como los grandes del jazz soplando con sus labios pegados a las boquillas de trombones, saxofones y trompetas. Así soplaba Paco cuando estaba inspirado. Manteniendo una distancia entre soplidos, que se iba acortando mientas aumentaban en la intensidad. Hasta por inercia tomar el líquido entre sus labios.
Definitivamente estaba buena. -¡Que digo buena!, y paso la lengua al cucharón.

Volvió a pensar en la mujer de los sábados hasta que desapareció el regusto de la calabaza dulce y la pimienta. Los demás ingredientes estaban allí como las cosas que son pero no están al alcance de nuestro entendimiento. Paco entre todo este mar de pensamientos se daba cuenta de que actuamos siguiendo una esencia que nos llama desde dentro y que no alcanzamos a comprender ni distinguir en la vida real.

miércoles, 25 de junio de 2008

Relatos de una noche de verano. Capítulo 2.


Furka y Samna.

Perdido en los bosques de Ramnala Existe una ciudad en ruinas a la que los habitante de Gherta llaman Furkami: el templo de Furka. Furka nació, vivió en esta sagrada ciudad. Fue el último de su estirpe. Jamás tuvo esposa ni hijos. Ninguna de las más de doscientas princesas soberanas que pretendían la expansión de sus reinos, le atrajeron lo más mínimo.

Dicen que Furka desde niño estuvo enamorado de una criada llamada Samna. La historia de Samna y Furka, cual rió afluyente subterráneo también posee un etapa invisible. En ella el monarca un día disolvió los poderes de la ciudad sagrada y la abandono vestido de comerciante en una caravana sin rumbo fijo, acompañado de una hermosísima mujer.

Dicen que más allá de las montañas de Brhalum existe una tumba de reyes cerca del poblado de Ker y que los ojos verdes del monarca están presentes en muchos de sus habitantes.
Dicen que quien entra en la ciudad perdida de Furkami sale de ella con la plena conciencia de aquello que más desea.

Relatos de una noche verano. Capítulo 1


Margarita Lumiere

El trece de Julio de 1930,
Margarita Lumiere decidió zambullirse
en el horizonte abierto.
Subió a la barandilla de la azotea y saltó.
Así sin más, sin pestañear,
sin miedo.

En el café Chez Roger,
19 estudiantes de la facultad de ingeniería
se las ingeniaban para mantener en equilibrio
el nivel etílico en el torrente sanguíneo.

El diario del catorce de mayo de 1930,
la sección de sucesos comentó un altercado
en el que 13 estudiantes ebrios fueron detenidos
por alteración del orden público.

Afirmaban haber visto
a un enorme ser alado
recoger al vuelo
el cuerpo de una mujer.

Aquella mañana Margarita Lumiere abrió el diario
y por primera vez desde hacia mucho tiempo, sonrió.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Los dias virtuales

Los dias virtuales acechan en la sombra de las cosas que no llegan a ser. Yo tan solo queria llegar sin demasiados aspavientos, sin demasiados dolores en los huesos,
sin demasiadas cicatrices. Llegar, -¿hola que tal? -buenas tardes/noches.
Pero el tiempo no se acaba de definir.
El hoy y el después se confunden de manera sobrehumana. Se me olvida comer y se me olvida que es lo que desayuné o si fue antes o despues de la ducha. El autobús que llega tarde es uno que ya no llega ni llegará. Acabas de bajar de él pero llevo ya
más de 5 minutos mirandote. Me miras y me atraviesas con tu sinceridad y no existe más que esta pequeña plataforma con forma de galleta en la que apenas cabemos para sostener el mundo.

sábado, 19 de abril de 2008

El pintor loco.


El pintor loco yace sedado en una habitación en el ala oeste lejos del pánico.
Las enfermeras empujan sus carritos dilatando las horas y enrareciendo el aire.
Los parpados pesan...pesan demasiado.

viernes, 18 de abril de 2008

¿Que está ocurriendo en el Tibet hoy en dia?


Nadie sabe a ciencia cierta que es lo que esta ocurriendo en el Tibet hoy en dia.
Sacaron a las camaras, sacaron a los reporteros, sacaron a los turistas y a los alpinistas. Antes se sabia poco de las ejecuciones diarias y las torturas. Menos se sabia el juego de la agencia en apoyar y desarollar oposiciones al regimen comunista.
Hoy por fín, no sabemos nada de lo que esta ocurriendo allí.

Cientos de paises están sufriendo conflictos armados en los que poco tienen que ver las necesidades de las gentes que habitan en ambos bandos. Ocurre en Oriente medio.
Las naciones traicionan los fundamentos eticos que las dieron validez cuando fueron creadas. EE.UU. afronta una de sus peores crisis económicas y sigue alimentando la política comercial de gasto de armamento como factor de peso en el equilibrio de la productividad económica del pais. Mientrás tanto se ha perdido uno de los patrimonios
más antigus de la historia de la humanidad bajo el peso de los tanques y la sangre de los inocentes y culpables.

La dejadez de esta sociedad viene de su comprensión inconsciente de que todo lo que vemos, tocamos, adquirimos y regalamos es tremendamente temporal y finito. Este mundo se acaba. Pero en estos momentos, giramos en los ciclos de las consecuencias de vidas pasadas. Somos una gran bola de nieve que se precipita por la ladera de una montaña a la espera de encontrar un obstáculo en su camino que la haga estallar en un millón de crisalidas.

Hace dieciocho años, en el sur de Inglaterra



En aquel entonces la luz de las melodias pop y la psicoldelia electrica saturaban las imagenes desdibujando los contornos de las cosas. El aire era pesado y húmedo y las chicas contaban secretos a medias bajo el aleteo de sus cortas faldas. El tiempo caminaba lentamente por una calzada de asfalto caliente y la noche.....la noche se abria a las estrellas de aquellos cielos de verano.

lunes, 14 de abril de 2008

Linea curva, linea recta, linea seis



La vida danza de nuevo
en espirales que se desbordan,
en ecuaciones aritmeticas que desembocan
un lógico evidente final.

La vida sigue camino sin pestañear.
A ti te deja loco y a mi cuerdo,
a ti reloco y a mi
recuerdo.

viernes, 21 de marzo de 2008

Peatones en Lanzarote.


Son las 9:00a.m. Me dispongo a consultar el horario de guaguas en la página de Arrecife bus y, después de recuperar el rumbo a través de la farragosa desinformación de la compañia, consigo sacar en claro que pasará por la parada a eso de las 11:00.
Son las 11:20 cuando el colectivo aparece semivacio. Mi conexión desde Arrecife es a las 11:40 hacia Costa Teguise. Aún estoy a tiempo. Llego justo a la estación central donde no aparece señalizado en ningún anden la linea que he de tomar. Consulto de nuevo los horarios en la estación y veo que el comienzo de linea es en la Playa del Reducto.


Acaba de salir desde allí pero me doy cuenta de que no parará en la estación sino al otro lado de la calle en el exterior. Lo cosulto en la ventanilla donde se expenden los bonos y asi me lo confirman. Despueés de cruzar la calle y yá en la parada leo de nuevo los horarios de la linea 6 descubriendo la información en la estación central es errónea y que salió de esa parada en el mismo momento que yo estaba consultando en la ventanilla de información. Espero 20 minutos y aparece de nuevo un transporte. Son las 12:30. Ya estoy en Costa Teguise. Sorprendentemente a mi guitarra no le pasa nada y vuelvo en el bus de la 1:00 p.m.



Estoy de nuevo en arrecife; estación central, pero mi conexión no sale hasta las 14:30 porque es sábado(parece la canción de Toquinho: porque hoy es Sábado. Vale, son las 15:00. Estoy en casa. Estoy hambriento y deshidratado. Estoy hasta los huevos. De 11:00 a 15:00 para nada. Radio de acción: 12 kilometros. ¡Hay que joderse! No se cuando volveré a tener coche. Esto hay que vivirlo. Esto hay que contarlo.

domingo, 16 de marzo de 2008

Segundo Sol: La casa del misterio.


La playa estaba casi vacía. Hacia tiempo que me habia quedado rezagado de las dos parejas que me acompañaban, mirando aquella casa. Nunca habia reparado en la cascada de agua que manaba de la parte de abajo del muro que la separaba de la arena. Recuerdo haberla vigilado por unos segundos hacía ya más de 15 años y en aquel entonces no llamo mi atención. Pero ahora ya no habia una multitud de bañistas distrayendome, ni mis pensamientos que rondaban sombriamente el futuro cadáver de mi ultima relación. Ahora sus muros susurraban mi nombre y tras sus ventanas, podía sentir una mirada extraña refugiada en el anonimato de la luz reflejada en el cristal

viernes, 14 de marzo de 2008

La vida es asi.


A veces arriba, a veces abajo. A veces encima, a veces debajo. Nada permanece ya lo dijo Heráclito. Mejor así, antes de que el mayor de los tedios nos corte la visión de cosas imposibles y dejemos de soñar. Hace días que no veo el mar y meses desde que hundí mis extremidades en él. ¡Ahy Neptuno que abandonado te tengo! ¿Donde estaran las sirenas....? Mi bonobús me espera. Se acartona y pide el tacto de mis dedos al ser introducido en el lector de bandas magneticas. El olor de la piel trás liberarse de la sal y el suavizante para el pelo en las chicas del verano.

Las emociones hidratadas, el vino cabezón que busca la sombra y los parpados entreabiertos. Por pedir algo : más besos y mejor repartidos.

jueves, 13 de marzo de 2008

Ruido extraño, (relato)

Ana se levantaba cada mañana con la esperanza de no encontrar ante sí aquellas paredes, aquella luz al pulsar el interruptor, aquella figura abatida que la arrastraba hasta el fondo del mar desde el fondo del espejo. Al cruzar el umbral de su casa se encontro a Pedro: vecino y contertulio de peldaños de ida y vuelta.
-Buenos dias Pedro ¿Como va? -Pse... tirando..Oye Ana...¿Tu no has oído algo extraño esta noche...unos golpecitos en el rellano de la escalera? Ana aturdida en espera del revitalizador efecto secundario de la cafeína no alcanzaba a responder. La absurda mueca de Pedro creció en proporción al silencio reinante. Sí...como potoc potoc...es extraño porque el ritmo era perfecto. Ana recordó aquella claqueta de madera y metal que descansaba sobre el piano de su profesora de solfeo y un rictus helado se apoderó de su espina dorsal. -Pues no Pedro...la verdad es que me quedé dormida delante de la caja y no me enteré de nada. Pedro recupero la elasticidad del rostro ¿El espejo desde dentro verdad? -¿que?, repondio Ana -Estabas viendo "el espejo desde dentro" ¿verdad? Ella sonrió. Resultaba irónico. -La verdad es que me gustaría verlo desde fuera...desde dentro no se ve gran cosa.



Pedro se perdió en aquella sonrisa. Quería besarla; empujar la puerta entreabierta; entreabrir y ser entreabierto...y ser el presentador del espejo para colarse cada noche en la habitación donde descansaba su figura acostada. Estas hecha una Alicia, la respondio pensando en sus maravillas. Ana volvió a sonreir. Agazapada en su invierno de mantas miraba la caja y pensaba en lo gracioso que habia estado Pedro aquella mañana. Sus miembros languidecieron hasta entrar en el sueño de los suicidas de sangre en la bañera. Potoc, potoc, potoc, potoc. A Ismael se le pelaba el culo de frío sentado sobre la escalera de marmol.Sobre él, Vanesa se mecía al ritmo de aquella canción; aquella que sonaba en su cabeza cuando hacian el amor y a veces también cuando solo follaban. Aquella escalera no era gran cosa pero nadie cerraba nunca con llave.

domingo, 9 de marzo de 2008

Abrir los ojos.

Mirando a los ojos de mi compañera, perdí el equilibrio deslumbrado por la intensa luz que emanaba de su mirada. Caí al suelo sin remedio; boca abajo como un saco de cemento que muestra su origen y fabricante. Al volverme e intentar recuperarla en mi angulo de visión, mis parpados sufrieron de nuevo una luminosa descarga.
Aquello resultaba familiar. Muchas veces nos imaginamos lo que las cosas son o podrían llegar a ser y después cuando descubrimos su esencia, nos sentimos desorientados como el aprendiz de Platón en su caverna. Ella no es mi princesa. Ni mi puerto y refugio en la voragine de la tormenta. Ella es carne de mi carne; sangre de mi sangre; esencia de mi esencia y mierda de mi mierda. Ahora duerme a mi lado. Inocente y despreocupada no alcanza a comprender la carga de significado que representa. Nadie sabe el tiempo que recorreremos juntos el mismo camino, pero no desfalleceremos en nuestro intento por no alcanzar nunca el final.

sábado, 8 de marzo de 2008

La iniciacion


Definitivamente este organismo multicelular que responde al nombre de vida, desea que realice un salto al vacio. Durante los últimos meses ha ido poco a poco liberandome del lastre de las posesiones materiales que me ataban al pasado, hasta dejarme sin nada a lo aferrarme. El cambio resulta inevitable. La crispación que sigue a la falta de todo confort en esta sociedad de bienestar obliga a luchar con uñas y dientes por aquello en lo que se cree, porque eso es lo único que queda una vez se desvanecen las distraciones que esta sociedad de consumo preveé para que el individu@ viva aislad@ de su centro. Pues asi, a las malas, va a ser posible. La verdad es que resulta un autentico descalabro. Me enpeño en aferrarme como el peatón de una cornisa que pierde el equilibrio y queda sujeto con una mano al borde mientras su cuerpo se balancea como un pendulo sobre el vacio. Los angeles llegan en mi auxilio y ante mi asombro, van pisando mi mano dedo a dedo mientras su belleza se vuelve incomprensible a mis ojos. Algo querrán de mi digo yo. Un mundo por descubrir. Ahora estoy sin coche, sin máquina infornatica propia y sin empleo. El campo de posibilidades es infinito gracias a Dios, o a pesar de él. Aún así quedan los besos.