Suena la música y desaparecen las facturas; desaparecen en re menor las dudas sobre una relación; en fa mayor la envidia del prójimo; en do los barrotes del presidiario, en sol los días de lluvia; en la, el depósito de gasolina vacio; en mi desaparecen los deseos insatisfechos de ego; en si, toda negación. Suena la música y desaparezco yo.