Al margen de esto que llamamos mundo, plagado de instituciones y burocracía perdida en la busqueda de su inútil esencia, existe un campo vital de posibilidades que nada tiene que ver con las limitaciones en las que tan tercamente creemos. Ha llegado el momento de morir en nosotros mismos, de echarnos a un lado para que la vida pueda volver a fluir a través de nosotros como ocurrió antes de la historia conocida.