
La playa estaba casi vacía. Hacia tiempo que me habia quedado rezagado de las dos parejas que me acompañaban, mirando aquella casa. Nunca habia reparado en la cascada de agua que manaba de la parte de abajo del muro que la separaba de la arena. Recuerdo haberla vigilado por unos segundos hacía ya más de 15 años y en aquel entonces no llamo mi atención. Pero ahora ya no habia una multitud de bañistas distrayendome, ni mis pensamientos que rondaban sombriamente el futuro cadáver de mi ultima relación. Ahora sus muros susurraban mi nombre y tras sus ventanas, podía sentir una mirada extraña refugiada en el anonimato de la luz reflejada en el cristal