jueves, 13 de marzo de 2008

Ruido extraño, (relato)

Ana se levantaba cada mañana con la esperanza de no encontrar ante sí aquellas paredes, aquella luz al pulsar el interruptor, aquella figura abatida que la arrastraba hasta el fondo del mar desde el fondo del espejo. Al cruzar el umbral de su casa se encontro a Pedro: vecino y contertulio de peldaños de ida y vuelta.
-Buenos dias Pedro ¿Como va? -Pse... tirando..Oye Ana...¿Tu no has oído algo extraño esta noche...unos golpecitos en el rellano de la escalera? Ana aturdida en espera del revitalizador efecto secundario de la cafeína no alcanzaba a responder. La absurda mueca de Pedro creció en proporción al silencio reinante. Sí...como potoc potoc...es extraño porque el ritmo era perfecto. Ana recordó aquella claqueta de madera y metal que descansaba sobre el piano de su profesora de solfeo y un rictus helado se apoderó de su espina dorsal. -Pues no Pedro...la verdad es que me quedé dormida delante de la caja y no me enteré de nada. Pedro recupero la elasticidad del rostro ¿El espejo desde dentro verdad? -¿que?, repondio Ana -Estabas viendo "el espejo desde dentro" ¿verdad? Ella sonrió. Resultaba irónico. -La verdad es que me gustaría verlo desde fuera...desde dentro no se ve gran cosa.



Pedro se perdió en aquella sonrisa. Quería besarla; empujar la puerta entreabierta; entreabrir y ser entreabierto...y ser el presentador del espejo para colarse cada noche en la habitación donde descansaba su figura acostada. Estas hecha una Alicia, la respondio pensando en sus maravillas. Ana volvió a sonreir. Agazapada en su invierno de mantas miraba la caja y pensaba en lo gracioso que habia estado Pedro aquella mañana. Sus miembros languidecieron hasta entrar en el sueño de los suicidas de sangre en la bañera. Potoc, potoc, potoc, potoc. A Ismael se le pelaba el culo de frío sentado sobre la escalera de marmol.Sobre él, Vanesa se mecía al ritmo de aquella canción; aquella que sonaba en su cabeza cuando hacian el amor y a veces también cuando solo follaban. Aquella escalera no era gran cosa pero nadie cerraba nunca con llave.