
Furka y Samna.
Perdido en los bosques de Ramnala Existe una ciudad en ruinas a la que los habitante de Gherta llaman Furkami: el templo de Furka. Furka nació, vivió en esta sagrada ciudad. Fue el último de su estirpe. Jamás tuvo esposa ni hijos. Ninguna de las más de doscientas princesas soberanas que pretendían la expansión de sus reinos, le atrajeron lo más mínimo.
Dicen que Furka desde niño estuvo enamorado de una criada llamada Samna. La historia de Samna y Furka, cual rió afluyente subterráneo también posee un etapa invisible. En ella el monarca un día disolvió los poderes de la ciudad sagrada y la abandono vestido de comerciante en una caravana sin rumbo fijo, acompañado de una hermosísima mujer.
Dicen que más allá de las montañas de Brhalum existe una tumba de reyes cerca del poblado de Ker y que los ojos verdes del monarca están presentes en muchos de sus habitantes.
Dicen que quien entra en la ciudad perdida de Furkami sale de ella con la plena conciencia de aquello que más desea.